jueves, 22 de abril de 2010
AÑO EUCARISTICO ARQUIDIOCESANO
Carta Pastoral: “CRUCEMOS A LA OTRA ORILLA” Mc. 4,35)
de Monseñor Luis H. Villalba
Arzobispo de Tucumán
Introducción
1. UN CAMINAR JUNTOS DESDE EL 2004 HASTA EL 2016
En el proceso de nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral hemos terminado una etapa, que ha durado seis años. Queremos, ahora, dedicar este año a revisar el camino recorrido y a planificar la próxima etapa para el sexenio 2010-2016.
La pastoral es un proceso que tiene fases, etapas; tiene un desarrollo. La evangelización es una realidad que se va dando progresivamente. Entonces lo que queremos es iniciar una nueva etapa de nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral, sabiendo que su contenido permanece vigente .
El trabajo que realizaremos en 2010 se inscribe en el contexto espiritual del Año Eucarístico. Ambos acontecimientos están estrechamente vinculados. Este año eucarístico debe proporcionarnos un movimiento espiritual de renovación espiritual y pastoral.
La Eucaristía nos permitirá vivir una fuerte experiencia de comunión eclesial en la oración, en la convivencia fraterna, en el diálogo y en la comunión de todo lo que somos y tenemos, para contribuir a que nuestro Iglesia en Tucumán tome resueltamente el camino misionero de la evangelización, respondiendo, siempre contando con la gracia de Dios, a las necesidades pastorales en las presentes circunstancias de nuestro pueblo.
La misión nace de la Eucaristía.
Al romper Jesús el Pan en aquel atardecer de la primera Pascua, los discípulos de Emaús abrieron el corazón, lo reconocieron y retornaron llenos de alegría a Jerusalén.
En la Pascua de Cristo, celebrada y revivida en la Eucaristía, está toda la fuerza que atrae al mundo. La Eucaristía es la que plasma toda comunidad cristiana.
La Eucaristía es la fuerza para la misión.
A la Eucaristía llegan los hombres que fueron alcanzados por la misión.
2. EL RELATO DE LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS ES NUESTRO PARADIGMA
Hemos articulado nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral siguiendo el relato de los discípulos de Emaús (ver Lc. 24,13-35). Los discípulos de Emaús reconocen al Señor al partir el Pan. En ese momento se abrieron sus ojos y se decían: “¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (25,32). Entonces regresan corriendo a Jerusalén para anunciar que Jesús ha resucitado y está vivo.
En el acontecimiento de Emaús veo un icono del camino que nuestra Iglesia ha recorrido y debe recorrer todavía.
El compromiso misionero de nuestra iglesia diocesana nace de este encuentro con el Señor: de la escucha de su Palabra, de la oración y de la Eucaristía.
Por eso el año Eucarístico debe ser el clima espiritual para realizar nuestro trabajo. De la dimensión contemplativa, del silencio delante del Santísimo, debe surgir la fuerza interior que nos lance a la misión. El encuentro con el Señor en la Palabra y en la Eucaristía será lo que nos lleve a ser testigos del Resucitado ante todos los hombres, ante todos los pueblos.
Ahora estamos en el momento de actualizar nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral.
Recordemos el objetivo de nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral:
Que todas las comunidades y todos sus componentes se
integren en una GRAN MISIÓN ARQUIDIOCESANA
para impulsar la NUEVA EVANGELIZACIÓN
Ahora perseguimos idéntico objetivo: alentar y sostener una orgánica y vigorosa evangelización misionera.
3. UN CAMINO INSPIRADO POR EL GRAN PAPA JUAN PABLO II
Venimos recorriendo un camino pastoral que se inspira en la Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte. En ella Papa Juan Pablo II exhorta “ardientemente a los Pastores de las Iglesias particulares a que, ayudados por la participación de los diversos sectores del Pueblo de Dios, señalen las etapas del camino futuro, sintonizando las opciones de cada Comunidad diocesana con las de las Iglesias colindantes y con las de la Iglesia universal” (nº 4).
También nos convoca a esta tarea el Episcopado Argentino al proponernos, en Navega Mar Adentro, orientar “una nueva etapa en la evangelización de la Argentina mediante una acción pastoral más orgánica, renovada y eficaz, procurando que todo miembro del pueblo de Dios, toda comunidad cristiana, todo decanato, parroquia asociación o movimiento, se inserten activamente en la pastoral orgánica de cada Diócesis” (nº 2).
La Providencia de Dios quiso que este camino que venimos haciendo como Iglesia de Tucumán sea confirmado por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, que tuvo lugar en el 2007 en Aparecida, Brasil.
En el Documento de Aparecida nos encontramos totalmente identificados y confirmados en nuestro camino pastoral. Veámoslo concretamente:
Nos reunimos en Aparecida... como pastores que queremos seguir impulsando la acción evangelizadora de la Iglesia” (nº 1).
“Hoy, toda la Iglesia de América Latina y El Caribe quiere ponerse en estado de misión” (nº 213).
“Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia” (nº 365).
Vemos así que Aparecida nos convoca a una Misión que “debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia” (nº 365). Esta Misión, como nos pide el Papa Benedicto XVI, debe convocar a todos los miembros de la Iglesia: “sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos” (nº 550).
Podemos decir que hay un espíritu y un lenguaje común en Navega Mar Adentro y en el Documento de Aparecida que coincide, en lo fundamental, con nuestro Plan Arquidiocesano de Pastoral. Es que estos textos: uno a nivel continental, otro a nivel nacional y el nuestro, a nivel diocesano, se ubican dentro de un mismo clima eclesial y pastoral y tienen como fuente el documento Novo Millennio Ineunte, del Papa Juan Pablo II.
4. DESTINATARIOS DE ESTA CARTA
Los agentes de pastoral son los primeros destinatarios de esta Carta pastoral.
Es un instrumento para la reflexión y el diálogo y un medio para tomar conciencia y asumir el compromiso apostólico y misionero que nace con nuestro propio bautismo.
Les propongo algunas indicaciones sobre el modo de utilizar esta Carta:
• Pido a los párrocos, a los superiores y superioras de comunidades de vida consagrada, a los directivos de los institutos educativos católicos, a los responsables arquidiocesanos de instituciones, movimientos y áreas pastorales, etc. que arbitren todos los medios posibles para que esta carta llegue a sus destinatarios.
• Les ruego que el Primer Domingo de Cuaresma se reparta a los fieles a la salida de todas las Misas de las parroquias, iglesias y capillas.
• Esta carta se deberá adaptar a los destinatarios, porque ellos son diferentes. Las diversidades se dan en las edades, en los niveles de formación, en la madurez espiritual, en el compromiso eclesial, etc.
Por esta última razón se hace necesario adaptar el contenido de esta Carta Pastoral a cada Comunidad y a cada grupo en particular. Este trabajo de mediación entre la Carta y los destinatarios concretos es imprescindible.
En la Parroquia, esta tarea deberá hacerla el Párroco, con la colaboración del Consejo Pastoral.
En los establecimientos educativos, esta labor la realizará el Equipo o Departamento de docentes de religión.
Por último los animadores, coordinadores o catequistas de cada grupo, darán la forma final concreta a esta propuesta de trabajo. Por lo mismo exige, de parte de ellos, una preparación previa donde estudien y recen el contenido, y planifiquen convenientemente el encuentro.
5. METODOLOGÍA DE TRABAJO
Este material está preparado para ser desarrollado en ocho reuniones a lo largo del año 2010.
Marzo: Introducción y Cap. I: Alentar un estilo misionero en la pastoral orgánica, en especial desde la Parroquia.
Abril: Cap. II:Hacia un modelo de pastoral renovada: “CRUZAR A LA OTRA ORILLA”.
Mayo: Cap. III:Una evangelización misionera.
Junio: Cap. IV:La conversión pastoral.
Julio: Cap. V: Alentar un estilo misionero en la pastoral orgánica.
Agosto: Cap. VI:El estilo de vida evangélico.
Septiembre: Cap. VII:Priorizar una pastoral misionera desde la catequesis.
Octubre: Cap. VIII:La catequesis ocasional – Conclusión.
Es importante trabajar esta Carta comunitariamente. Este trabajo grupal tiene que ser un “itinerario eclesial”, de formación y de oración que sigua el ritmo del Plan Arquidiocesano de Pastoral.
Sugiero un estilo dialogal, en el que cada integrante del grupo participe, intercambie ideas y pueda celebrar su fe.
• Los sacerdotes del presbiterio arquidiocesano dedicarán algún tiempo de las reuniones del Clero en Belén, o por Decanato, para reflexionar sobre los temas propuestos.
• Los Diáconos pueden hacerlo en sus reuniones ordinarias.
• Las consagradas pueden hacerlo en sus comunidades y en algún encuentro organizado por la CONFAR.
•En las parroquias y sus capillas se reflexionará sobre esta Carta en las reuniones ordina rias de los diversos grupos, por ej., catequistas, Cáritas, pastoral de la salud, pastoral vocacional, jóvenes, matrimonios, familias, ministros extraordinarios de la comunión, Acción Católica, Liga de Madres, Movimiento Familiar Cristiano, Encuentro Matrimonial, Cursillos de Cristiandad, etc.
• Los miembros de instituciones, movimientos, asociaciones, etc. podrán dedicar algún momento de sus reuniones ordinarias para profundizar el contenido de esta carta.
• En los establecimientos educativos la reflexión se hará dentro de la enseñanza religiosa escolar.
• En los establecimientos educativos católicos el estudio y reflexión se realizará en los diferentes estamentos de cada institución: docentes, administrativos, auxiliares, padres de alumnos, exalumnos, etc., y se procurará integrar el contenido de esta Carta en la programación de cada uno de los espacios curriculares.
Para cada uno de los ocho temas sugiero seguir los siguientes pasos:
•El estilo de cada Encuentro debe ser el de una reunión de oración.
•Hay que disponerse a la escucha con una actitud de recogimiento.
•Se comienza con una oración comunitaria.
•Se lee la palabra del Arzobispo, de acuerdo al capítulo correspondiente.
•Se leen los textos bíblicos citados.
•Se comenta y reflexiona entre todos. Lo importante es dialogar con sinceridad y fraternidad.
•Se termina con una oración.
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